A pesar de que la principal intención de los aficionados palentinos era premiar al torero de la tierra, la ‘no lidia’ del cuarto de la tarde calentó tanto al respetable que variaron sus intereses.
La primera de abono de esta feria de San Antolín comenzaba con una plaza a medio gas y terminó con un público lleno de indignación ya que lo que parecía una tarde destinada a aplaudir y facilitar un bonito triunfo al torero de la tierra, Carlos Doyague, terminó siendo un todos contra Padilla.
Faltaba en la plaza el ya tradicional cartelón de Castromocho con Carlos Doyague, pero aún así en los tendidos reinaba las ganas de ver triunfar al palentino, que estaba acartelado en el comienzo del abono. Un abono que trajo tanto a las peñas como a las personalidades de la vida política y social de la provincia, aunque no faltaron tampoco los allegados al mundo del toreo.
Llegó el abono y de nuevo, tras una novillada en la que el callejón estaba vacío, éste volvió a llenarse. Por ejemplo, en los burladeros a pie de albero se podía ver al delegado de la Junta, José María Hernández, acompañado por los alcaldes de Herrera de Pisuerga, Luis Javier San Millán, y de Frómista, Fernando Díez.
No quisieron perderse tampoco la primera de abono el alcalde de la capital, Heliodoro Gallego, que estuvo acompañado por los pregoneros, popular y literario, de las fiestas, Santiago Antolín y Julián Alonso, así como por la concejala de fiestas, Miriam Andrés, todos ellos en la barrera junto a la Puerta Grande.
En los tendidos, José Antonio Martínez Mota, responsable de Diseño de Diario Palentino, y testigos ilustres como Manuel Díaz El Cordobés al que no se le cayeron los anillos por tener que seguir la lidia del primer toro sentado en la escalera del tendido 1. Por entonces, y apenas comenzada la corrida, los aficionados le decían a El Cordobés: «Baja y arregla esto». No sabían aún lo que les esperaba. Por eso el público, bocata en mano, porque el lío fue en el cuarto, llegó a pedir que esposaran a Juan José Padilla, al que le llovieron contadas almohadillas, aunque ninguna llegó a impactarle.
Los aficionados mostraron su disconformidad con el plante del jerezano. Hubo alguno que demandó una noche en los calabozos abroncándole cuando se lanzó de nuevo al ruedo para matar in extremis al cuarto, así como cuando actuó como director de lidia en los toros de El Capea y Doyague. No faltaron tampoco las protestas cuando salió de la plaza dirección a su furgoneta, que se llevó más de un golpe en los cristales y en la chapa, aunque sin más consecuencias que el desahogo del cabreo de los espectadores.
Finalmente el público palentino vio con satisfacción cómo Carlos Doyague cuajaba una meritoria faena y cortaba una oreja. Al menos, algo salió como querían.
Diario Palentino, 2 Septiembre 2008.
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