21 de julio de 2020

Castromocho: marcado por la historia del auge y caída del mercado del cereal

El río Valdeginate, con sus infortunadas riadas, ha cambiado la fisonomía de la localidad y marca su estructura.

Los primeros pobladores debieron encontrarse con un lugar en el que ya existía un castillo arruinado, eso es al menos lo que afirman algunos de los estudiosos de la toponimia con respecto al nombre del municipio de Castromocho. Por todas las partes que uno se acerque le reciben los palomares, fortines de adobe y tapial donde encuentran refugio bandos de palomas, pocas o casi ninguna si las comparamos con las que los poblaron.

Cuando se callejea se intuye que fue un pueblo de los que se denominaban ricos, con dos harineras. El carácter sobrio y bien estructurado de las fachadas de sus casas, junto con la amplitud de las calles principales que conforman su caserío recuerdan que por ellas se transitaba con carros de varas o violín tiradas por mulas en los que llegaba el trigo que venía a molerse a sus fábricas de harinas, y donde hacían parada y fonda las reatas arrieras que subían o bajaban de la Montaña Leonesa. También discurre el Ramal de Campos del conocido Canal de Castilla.

De todo ello aún podemos ver algún vestigio en la fábrica La Harinera de Campos Los Ángeles, cuyo edificio se localiza al otro lado del río Valdeginate.

Castromocho no anda escasa de otros bienes que mostrar. Tiene dos templos dedicados a sus respectivos patrones. Por un lado, la iglesia de San Estaban, de torres gemelas edificada en el siglo XVI en la que descollan sus dos portadas renacentistas y el artesonado de la sacristía.

La otra iglesia, la de Santa María, nos mostrará su antigua torre de cinco cuerpos decrecientes, que se rematan con un chapitel con tejas vidriadas y a la que se une su portada plateresca, que se protege con un artesonado mudéjar, necesitado de restauración. El interior guarda la imagen de la Reina de los Ángeles, patrona del pueblo, obra de una de las pocas escultoras barrocas conocida por estas tierras, la riosecana Luisa Ignacia Roldán, llamada 'la Roldana'.

El Norte de Castilla, 21 julio, 2020

Castromocho: «A la búsqueda de nuevas vías»

 «Castromocho espera al final de la vía verde para servir de punto de relax para el viajero, y ofrecer, a quienes lleguen en bicicleta, a pie o en cualquier otro medio de transporte, un momento de paz y sosiego». Castromocho: marcado por la historia del auge y caída del mercado del cereal.

Hace casi tres años que se puso en marcha la denominada 'vía verde' por el trazado del antiguo 'tren burra' el ferrocarril de vía estrecha que unía Medina de Rioseco con Palencia. Aquel proyecto promovido por la Diputación intenta darle valor, servicio y una nueva utilidad a un camino del que ya han desaparecido los raíles de acero, pero en el que aún resta mucho patrimonio que ver. De todo tipo, civil a través de las estaciones aún en pie o artístico y religioso en las localidades por las que atraviesa este camino, una vía con espíritu deportivo, pero también de paseo y de ruta turística más tranquila y sosegada que en automóvil.

Castromocho espera al final de este tramo para servir de punto de relax para este viajero, y para ofrecer, a quienes lleguen en bicicleta, a pie o en cualquier otro medio de transporte, un momento de paz y sosiego en nuestros grandes espacios abierto y quizá haya quien guste de conocer algo de este patrimonio, como el Puente del mercado sobre el Valdeginate o las dos iglesias del municipio y que esconden en su interior pequeñas joyas que los vecinos de la localidad han sabido guardar y cuidar con su esfuerzo. Un paseo por Castromocho es un regalo.

Florencio Caballero, Alcalde de Castromocho
El Norte de Castilla, 21 Julio, 2020.


Castromocho: marcado por la historia del auge y caída del mercado del cereal

El río Valdeginate, con sus infortunadas riadas, ha cambiado la fisonomía de la localidad y marca su estructura

Los primeros pobladores debieron encontrarse con un lugar en el que ya existía un castillo arruinado, eso es al menos lo que afirman algunos de los estudiosos de la toponimia con respecto al nombre del municipio de Castromocho. 

Por todas las partes que uno se acerque le reciben los palomares, fortines de adobe y tapial donde encuentran refugio bandos de palomas, pocas o casi ninguna si las comparamos con las que los poblaron. 

Cuando se callejea se intuye que fue un pueblo de los que se denominaban ricos, con dos harineras. El carácter sobrio y bien estructurado de las fachadas de sus casas, junto con la amplitud de las calles principales que conforman su caserío recuerdan que por ellas se transitaba con carros de varas o violín tiradas por mulas en los que llegaba el trigo que venía a molerse a sus fábricas de harinas, y donde hacían parada y fonda las reatas arrieras que subían o bajaban de la Montaña Leonesa. También discurre el Ramal de Campos del conocido Canal de Castilla. De todo ello aún podemos ver algún vestigio en la fábrica La Harinera de Campos Los Ángeles, cuyo edificio se localiza al otro lado del río Valdeginate.

Castromocho no anda escasa de otros bienes que mostrar. Tiene dos templos dedicados a sus respectivos patrones. Por un lado, la iglesia de San Estaban, de torres gemelas edificada en el siglo XVI en la que descollan sus dos portadas renacentistas y el artesonado de la sacristía. La otra iglesia, la de Santa María, nos mostrará su antigua torre de cinco cuerpos decrecientes, que se rematan con un chapitel con tejas vidriadas y a la que se une su portada plateresca, que se protege con un artesonado mudéjar, necesitado de restauración. El interior guarda la imagen de la Reina de los Ángeles, patrona del pueblo, obra de una de las pocas escultoras barrocas conocida por estas tierras, la riosecana Luisa Ignacia Roldán, llamada 'la Roldana'.

El Norte de Castilla, 21 julio 2020