El 21 de julio de 1936 los frailes del convento de la Asunción de Almagro se alertaron ante la humareda que se elevaba sobre los cielos. Varios acudieron para tratar de sofocar las llamas que envolvían la cercana iglesia de Madre de Dios.
No pudieron hacer nada. «La muchedumbre de exaltados los echó de allí», cuenta la causa de la beatificación de los 27 dominicos (26 hombres y una mujer), entre ellos cinco leoneses, que el próximo sábado día 18 serán elevados a los altares en Sevilla.
A las pocas horas, el alcalde de Almagro, Daniel García Prieto, visita a los frailes y les advierte de «la conveniencia de que dejen el pueblo». El convento es registrado por la noche en busca de armas. En los días sucesivos el alcalde vuelve a insistir en que se marchen y les ofrece salvoconductos.
Fue el comienzo de una de las tragedias de la Guerra Civil que los dominicos recuerdan con todo detalle en el expediente de beatificación de 27 de sus religiosos fusilados entre julio y agosto de 1936 que pertenecían a los coventos de Almagro (Ciudad Real), Almería y Huéscar (Toledo).
En el cenobio de la localidad manchega no estaban todos los frailes. Una parte se había ido a pasar las vacaciones a otros conventos o a sus pueblos de origen. El relato oficial de la causa señala al Ateneo Libertario como responsable de la presión sobre los frailes dominicos. El 24 de julio, el alcalde es tajante. Les ordena marchar y al día siguiente comienzan la evacuación. Inicialmente se refugian en casas particulares pero se da la orden de confinarlos juntos en una casa deshabitada cercana a la que iglesia incendiada.
Los cocineros iban a diario al convento para hacer la comida y llevarla. Están pendientes de las noticias del avance de las tropas franquistas. Pero la provincia de Ciudad Real no fue ocupada por los rebeldes hasta 1939 y de hecho, la capital casi llegó a duplicar su población por las oleadas de refugiados que llegaban de desde las provincias del sur.
El 26 de julio de 1936 el alcalde de Almagro empezó a expedir los salvoconductos a los dominicos. De nada les sirvió. Los tres primeros que subieron al tren con destino a Madrid fueron interceptados en la estación de Miguelturra (Ciudad Real). Fueron abatidos entre las vías. Otro grupo fue interceptado en la estación de Manzanares (Ciudad Real) el 3 de agosto. Los frailes fueron encarcelados durante cinco días y fusilados en las tapias del cementerio. Los que permanecían en Almagro iban a ser trasladados a Madrid por guardias de asalto. Pero la noche del 13 de agosto, la casa prisión donde se encontraban fue asaltadas por miembros del comité del Ateneo Libertario. Separaron a los más jóvenes y el resto fueron atados de dos en dos, excepto el prior, el padre Marina, y conducidos a dos kilómetros de Almagro, donde fueron fusilados. Los leoneses víctimas de esta matanza son Arsenio de la Viuda, nacido en Valdespino Vaca (Diócesis de León). Tenía 56 años y había ingresado en la orden con 27 años como hermano de obediencia. Sirvió a la comunidad en diversos menesteres y fue el encargado de socorrer diariamente a los pobres y visitar a los enfermos. «Era un hombre afable, alegre y muy trabajador», comenta fray Gaspar Ortega, dominico leonés que ha estado vinculado al convento de Almagro.
Fue «fusilado simplemente por ser fraile» dice el dominico acerca de otra de las víctimas, Santiago de Prado, natural de Mata de Monteagudo y que contaba con 30 años de edad cuando lo mataron. Había sido limosnero del convento de las Madres Capuchinas de Toledo en 1933 y desde allí se puso en contacto con los dominicos de Almagro. Fue uno de los fusilados en Migueturra.
Pedro López nació en Nogarejas de la Valdería, diócesis de Astorga, y tenía 27 años cuando fue fusilado. Había estudiado filosofía y teología en el convento de Almagro. Por sus dotes intelectuales fue enviado a Roma donde se doctora en teología y también se ordena de sacerdote. Volvió a Almagro en 1.935 como profesor de teología, aunque su tarea solo durará un año, ya que fue fusilado en Almagro, después de sufrir humillantes torturas.
Otro de los beatos también es natural de Nogarejas de la Valdería. Francisco Santos, el más joven de los cinco leoneses, tenía tan solo 23 años. Había ingresado en el convento de Almagro en 1929. No llegó a terminar la carrera sacerdotal. El quinto dominico leonés que será beatificado el sábado en Sevilla es Fernando de Pablos, de Valcuende, diócesis de León fue fusilado en Almería. Tenía 60 años. Estudió Magisterio y fue maestro en Calaveras de Arriba. En 1893 ya está en Almería, dando clases el colegio de Cuevas de Vera que regentan los dominicos. En 1901 ingresa en la Orden Dominicana como Hermano de Obediencia. puesto del que nunca quiso ascender. En 1904 ya está en Almagro como docente y catequista.
A partir de marzo de 1939, cuando las tropas franquistas toman Ciudad Real, una fuerte represión se cierne sobre esta villa manchega. En 2021 se exhumó una fosa con unos 70 fusilados.
Ana Gaitero, Diario de León, 16 Junio, 2022.
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