Una docena de caballistas cumplió con la recuperada tradición de ascender al
galope la "cuesta de San Antón" después de la bendición del resto de
animales
Las tradiciones no se deben perder, y mucho menos las que se han recuperado
del olvido. Si además, el tiempo, aunque frío, acompaña, y que San Antón caiga
en sábado, como ayer, la fiesta es de las que nadie se quiere perder. «Si te
digo la verdad, me lo paso mejor hoy que en las fiestas mayores del pueblo»,
explicaba un vecino de Castromocho.
En esta localidad a orillas del Valdeginate bien saben lo que es volver a retomar viejos hábitos, ya que disfrutan de una de las actividades más especiales y genuinas de la celebración del patrono de los animales: la subida a la cuesta de San Antón a caballo. Al galope. Picando espuela.
Una docena de caballistas y sus monturas cumplieron con lo que se esperaba de ellos: subir varias veces por la rampa junto a la iglesia. Lo hicieron en varias ocasiones, como es habitual. El terreno, duro por la helada, facilitó el ascenso mientras varios centenares de personas, muchos de ellos con sus mascotas, seguían atentos el desarrollo de las maniobras.
La tradición de subir este repecho de no más de 20 metros viene de antiguo. De cuando los quintos de Castromocho acompañaban la celebración de San Antón con estas subidas, para mostrar su pericia. «Aunque se perdió, llevamos ya casi unos veinte años haciéndolo y cada vez se apunta gente nueva. Algo que recuperamos casi en familia, ahora es algo que, ya ves, llama la atención», explicaba uno de los caballistas de Castromocho.
Pero aunque los equinos son los principales protagonistas, no hay que olvidar que la festividad es la de San Antón, protector de todos los animales. Así, antes de la ascensión a la cuesta, se celebró una eucaristía y se bendijo a todos y cuantos animales fueron llevados por sus dueños ante el patrono. Además, sus propietarios fueron obsequiados con un detalle: unos cuencos de barro. Así que a los habituales perros (algunos vestidos con camisetas de equipos de fútbol) y caballos se sumaron pollinos, gallos, hurones... una amalgama de bichos que se marcharon para casa bendecidos para todo el año. Para honrar a San Antón, también se leyeron refranes y versos satíricos y posteriormente cantaron los Marceros de Cervera.
Más actos. De forma pasiva, el cerdo también fue protagonista. Unos días antes se hizo la mantanza y ayer se desarrolló una comida de hermandad. La merienda también la proporcionó el gocho, con una chorizada. No faltaron el campeonato de rana y cartas y, como novedad este año, la verberna. «En las fiestas hubo que suspenderla, y se ha puesto para San Antón».
O. Herrero, Diario Palentino.es, 18 Enero 2015.
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