El término municipal formaba parte de la antigua vía pecuaria conocida como Cañada Real Leonesa, que lo cruzaba de norte a sur. En el siglo XIV La Mudarra era -según figura en el libro 'Becerro de las Behetrías de Castilla de Pedro I'- un arrabal de Medina de Rioseco. Fue señorío de los Enríquez, Almirantes de Castilla.
En el 1690, el entonces llamado Barrio Villamudarra, tras la firma del foro con Medina de Rioseco, tomará su nombre actual. Más tarde, y aprovechando la ley de desamortización del ministro Madoz, los vecinos solicitaron a la reina Isabel II, y les fue concedida, la redención del foro con la Ciudad de los Almirantes. Este hecho histórico, que marca la segregación de la villa de La Mudarra y su constitución como municipio, se celebrará este año, coincidiendo con el 150 aniversario de la efemérides, con diversos actos culturales que llevará a cabo el consistorio y la asociación cultural El Santillo de la mano del profesor y cronista de la localidad, Justino Rodríguez.
En cuanto a los festejos de la localidad, el segundo domingo de Pascua los vecinos celebran la fiesta de la Pascuilla, con la que conmemoran su autonomía religiosa con respecto a Rioseco. Es una procesión en que las autoridades acompañan a la Hostia Consagrada, bajo palio, y a la Virgen del Rosario con cánticos por las calles del pueblo y se cierra con el cántico de la Salve junto a la iglesia.
Recorrido natural
Pero ritos y costumbres aparte, también es destacable el entorno natural de esta villa. De las fuentes Porras y Olivete nace el río Hornija que baña el frondoso valle y a cuatro kilómetros nos obsequia con un gran salto de agua conocido como el Batán para después transcurrir por las localidades de Peñaflor, Torrelobatón, Gallegos, Veta de Valdetronco y unirse al Duero en San Román. Y es que La Mudarra es famosa por sus fuentes, hasta un total de dieciocho surgen en el entorno de la villa. Así, los amantes al senderismo pueden localizar en una longitud aproximada de unos seis kilómetros los dos manantiales citados anteriormente y las fuentes de San Antonio, El Pueblo, Molino, Carballa y Canaleja. A las afueras del pueblo se localiza el parque de La Fuente, un rincón amable acondicionado para el ocio con barbacoas, merenderos y columpios para los más pequeños. Un monumento contemporáneo en recuerdo al maestro don José Arroyo Cerezo, obra del escultor Mariano López en el 1978.
También aquellos que admiran la arquitectura popular disfrutarán paseando por esta tranquila localidad, cuyo caserío atesora espléndidas casonas de piedra de uno o dos pisos, algunas de ellas con su escudo señorial.
Templo emblemático
Su iglesia parroquial, bajo la advocación de la Virgen del Rosario, es su monumento más significativo. Tiene planta de una sola nave y su torre, coronada por el nido de una cigüeña, cuenta con una escalera de caracol que posiblemente perteneció a un templo anterior de traza gótica. El retablo mayor es neoclásico y en su remate se sitúa el Calvario. En los laterales de la iglesia se sitúan cinco retablos barrocos, algunos procedentes del monasterio franciscano de Nuestra Señora de los Ángeles, del municipio palentino de Castromocho.
El Norte de Castilla, 6 Mayo, 2006
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