Cuando alguien se aproxima a Castromocho, en la provincia de Palencia, es fácil adivinar cuál es el principal motor económico del pueblo. Con la mirada puesta en las extensas hectáreas, mayoritariamente cerealistas, descubrimos la riqueza y la fertilidad de una tierra que tanto ha ofrecido generación tras generación.
La época dorada de este municipio se remonta al siglo XX. El apogeo industrial y el sueño agrícola y ganadero empieza a darse forma con la fundación de la Harinera de Castrillo. Una fábrica construida con adobe y recubierta con placas de ladrillo rojo que logró tener una capacidad de hasta 18.000 toneladas. Luego le siguió la Harinera de Campos Los Ángeles.
En 1936 se abría una factoría con capacidad de 20.000-22.000 toneladas que daría trabajo a 22 personas, con turnos ininterrumpidos las 24 horas del día. Con el tiempo los turnos se fueron reduciendo, así como la plantilla. Al final sólo funcionaba con un turno de ocho obreros. Esta fábrica funcionó como cooperativa y cada uno de los 300 socios poseía una acción de dos pesetas, valor de una fanega de trigo.
Más tarde llegó la fundición de hierro a Castromocho. En 1941 se levantó y duró poco más de diez años. Se dedicó principalmente a cubrir las necesidades del campo elaborando arados, vertederas o rejas, entre otros aperos. Con la evolución de los nuevos métodos empleados en el campo, surgió la necesidad de crear grandes paneras o almacenes para alojar la siembra. Por ello, Castromocho contó con dos silos.
Muchos años han pasado y cada vez quedan menos agricultores en la localidad. Ahora, el desarrollo de Castromocho también depende de su principal institución: el Ayuntamiento. Gracias a la recaudación de impuestos, la rentabilidad de las placas solares y los fondos de los Planes Provinciales la localidad atisba esperanza. La vida social continúa en el bar, que sobrevive con ayuda del Consistorio, y el número de habitantes no desciende gracias a la construcción de ocho viviendas sociales.
De las harineras y los silos, Castromocho ha pasado a tener como empuje económico a las cooperativas Agropal y Cortecam. La primera se abrió en 1997 y cuenta con 5.031 metros cuadrados de almacenes con una capacidad de 14.500 toneladas. Por otro lado, en Cortecam se dedican a vender leche y lechazos desde hace más de treinta años. Está formada por 45 socios y cuenta con dos trabajadores.
La economía
Cooperativas. Cortecam y Agropal son dos cooperativas fundamentales en la economía local de Castromocho.
Antiguos silos. En el siglo XX, al final de la cosecha los agricultores tenían que acudir obligatoriamente al silo a vender su grano.
El Norte de Castilla, 29 Junio, 2024.